Chicle Super Mario Bros

Hoy toca post nostálgico-visual. Al lío.

Como he comentado en más de una ocasión: en 1992 se produjo el boom de las videoconsolas en España. Las grandes compañías entraban fuerte, la época de los micro-ordenadores quedaba atrás y toda una nueva generación de jugadores (gamers de esos) surgió a raíz de la popularización de los ocho y los dieciséis bits de Nintendo y Sega.

Aquella situación fue obviamente aprovechada por diversas compañías de «alimentación juvenil» (poned comillas extras en lo de alimentación) que no dudaron en subirse al carro con el objetivo de captar la atención de su público potencial: esos niños enganchados al Super Mario y al Sonic. Aquí mismo hemos visto algunos casos, como los Bollycaos y Sega, pero hoy toca centrarse en un «comestible» tan obvio como olvidado: los chicles. Rara era la propiedad que no obtenía su propio chicle en la época y los videojuegos no fueron una excepción, si bien la mascota de Sega no contó con su propia goma de mascar el fontanero de Nintendo que obtuvo la suya.

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Efectivamente, he guardado el envoltorio de un chicle durante casi treinta años

Desconozco el funcionamiento del actual mundo de los masticables, pero he de confesar que me encanta que los ingredientes de tan magno producto se incluyan de manera detallada en el envoltorio, con su goma base, su dextrose (¿?), su E-682, su E-330, su E-331, su E-110, su E-124… he perdido la cuenta. ¿Os acordáis de cuando se decía aquello de que podías ver lo sano que era un producto por el bajo número de «E»s que llevara? Definitivamente Chicle Super Mario Bros no era para el usuario de tiendas de comida orgánica sino más bien del actual bebedor compulsivo de Monster (si es que algo de eso hubiera existido en aquel entonces) así que el «target» al menos lo clavaron.

El chicle, tal y como establecían los cánones de la época, iba con sus pertinentes pegatinas y premios, dos básicos de este tipo de productos. Las pegatinas, naturalmente estaban centradas en la mascota de Nintendo. Las imágenes estaban sacadas principalmente de dos fuentes. Por un lado el manual de instrucciones del Super Mario World.pegatinas chicle super-mario

Y por el otro ilustraciones del itálico aventurero en diferentes actividades recreativas, bastante habituales en el merchandising de la época pero cuyo origen he de confesar que jamás he sido capaz de situar y que también ilustraban el envoltorio del producto. mas-pegatinas-chicle super-mario-bros

¿Y qué hay de los premios? Gana con Nintendo reza el envoltorio. Pues, además de las pegatinas mostradas, Chicle Super Mario Bros incluía unas pegatinas más pequeñas que reproducían diferentes videojuegos de la Game Boy. Desgraciadamente, yo no he conservado ninguna de estas, ya que iban a parar a un álbum, también perdido hace tiempo, pero que era como este. 139594094_111382590

La gracia estaba no ya solo en completar el álbum sino en completar varios de ellos ya que dependiendo del número de álbumes que enviaras podías acceder a diferentes premios, desde un videojuego a la mismísima Super Nintendo. 139594094

No conozco a nadie que ganara ni un misero premio del Chicle Super Mario Bros, de hecho, pero investigando sobre el tema he descubierto que, al parecer, el número 13 era particularmente difícil de encontrar, habiendo gente que incluso ha llegado a poner en duda su existencia.

El Chicle Super Mario Bros se fue igual que vino, repentinamente, pero existió y mientras exista gente con el suficiente interés como para guardar pruebas físicas de su existencia no caerá en el olvido. He aquí mi sentido homenaje.

2 comentarios sobre “Chicle Super Mario Bros

  1. Me he quedado de piedra. Mira que, como bien dices, del 92 en adelante se produjo una auténtica avalancha de productos patrocinando a los personajes de Sega y Nintendo, del cual éste último creo que se llevó la palma (hasta tarjetas de cumpleaños temáticas de Super Mario Bros 2 he llegado a ver), pero no recuerdo que saliera al mercado este chicle que tan bien nos presentas. Pero también hablamos de una época en que el merchandising de golosinas temáticas (como los boca-bits «Fistro» o los chicles de Sabrina Salerno) era realmente abundante. Genial entrada y muy buena idea el conservar el envoltorio de chicle para deleite de generaciones futuras. He disfrutado leyéndote.

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